Crisis forestal en Chile: Crónica de una muerte anunciada

Crisis forestal en Chile: Crónica de una muerte anunciada

Por Luis Astorga Schneiders
Director Honorario de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN)

Voces emblemáticas de las grandes empresas forestales (CMPC y Arauco), junto a organizaciones gremiales como CORMA, Asociación de Contratistas, Pymemad, Asociación Chilena de Biomasa y Colegio de Ingenieros Forestales, se han levantado para señalar en diversos medios de comunicación una grave crisis forestal en Chile que se evidencia en la quema de bosques y plantaciones, el robo de madera, la usurpación de tierras y la inseguridad para acceder a ciertas zonas, además de la disminución en la superficie plantada.

Estas declaraciones tienen tres elementos en común:

  1. Se centran solo en territorios con plantaciones y monocultivos forestales, no hay mención a bosques nativos o formaciones xerofíticas
  2. Son los mismos actores territoriales que tienen gran responsabilidad, pero sin autocrítica
  3. Son solo quejas sin propuestas de solución.

Posiblemente, no existe el “repliegue forestal” que señala el ministro de Agricultura, pero la crisis sí existe y es el resultado de problemas no resueltos desde hace varias décadas: la falta de Planificación Territorial que permitió a las grandes empresas plantar pinos y eucaliptus a su antojo; la negativa de reconocer constitucionalmente a los pueblos indígenas; la “invasión” de plantaciones en territorios ancestrales, sitios culturales y sagrados mapuche; la obligada emigración de pequeños propietarios agrícolas rodeados de plantaciones; las aplicaciones de productos químicos en los monocultivos; el efecto de los monocultivos en las quebradas y la provisión de agua para comunidades; los incendios forestales en las plantaciones forestales; el uso de represión dura para intentar “poner orden y paz” al sur del Biobío, entre otros, han contribuido a esta crisis.

El proceso podría titularse como “crónica de una muerte anunciada” de García Márquez, pues numerosos artículos y libros desde mediados de la década de los 90 han pronosticado esta crisis. Algunos de ellos son los trabajos del profesor Claudio Donoso Zegers, de la Universidad Austral de Chile; libros de Fernando Pairicán, Martín Correa y Pedro Cayuqueo; las propuestas del intendente y senador Huenchumilla; y documentos publicados por el Observatorio de los Derechos de los Pueblos Indígenas, la Fundación TERRAM y la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN).

Todos ellos evidencian la necesidad de un cambio de modelo forestal.

La crisis actual es el resultado de la inacción del Estado y de gobiernos tanto de izquierda como de derecha. Iniciativas como la del Consejo de Política Forestal y la Comisión de Desafíos del Congreso Futuro, aunque hicieron propuestas interesantes, carecen de acción efectiva y no consideran la realidad territorial.

Se requiere un nuevo modelo, una nueva forma de hacer las cosas que involucre todas y todos los actores del sector, especialmente a nivel local, abordando el Ordenamiento Territorial y problemas locales con propuestas consensuadas. Ahí el rol de los municipios es esencial como facilitador local.

Es crucial salir de la crisis eliminando sus causas. Medidas como un nuevo decreto 701 o mayor presencia de las fuerzas policiales, no resolverán el problema. Solo serían un pequeño parche curita ante una gran herida.

Fuente: El Desconcierto

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