El bosque nativo es un socio, no un recurso

El bosque nativo es un socio, no un recurso

Por Ximena Ruz Espejo, directora ejecutiva de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático de Corfo

Durante décadas, la relación con nuestro invaluable bosque nativo ha estado marcada por la simplificación. Con demasiada frecuencia, el destino final del bosque se ha limitado al uso energético, principalmente como leña, un uso necesario, pero que históricamente ha generado problemas de sobreexplotación y contaminación. Esto ha minimizado el valor real y multifuncional de este ecosistema.

Chile tiene la ambiciosa, pero necesaria, meta de ser carbono neutral al 2050. En este camino, el bosque nativo es un aliado fundamental, no solo por su probada capacidad de capturar carbono (​CO₂), sino también por los servicios ecosistémicos que entrega: productos como madera, alimentos y medicinas, así como su rol en la formación de suelos, la regulación hídrica y la conservación de la biodiversidad, entre otros.

Ximena Ruz Espejo

Es por ello que resulta urgente contar con instrumentos que nos permitan implementar una ordenación forestal sustentable, y en la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático lo hemos comprendido. Hace tan solo unos días, firmamos un nuevo Acuerdo de Producción Limpia (APL) denominado “Asociatividad para la producción sostenible, comercialización y agregación de valor a productos del bosque nativo bajo criterios de ordenación forestal”, esta vez enfocado en las regiones de Los Ríos y la Araucanía.

Este APL es una demostración práctica de cómo, mediante la colaboración y la implementación de buenas prácticas, podemos transformar un desafío histórico —la sobreexplotación— en una oportunidad de desarrollo sostenible y competitivo. Es la única manera de avanzar hacia el futuro que queremos.

Queremos que el propietario del bosque vea su patrimonio forestal como un capital vivo y regenerable, que ofrece una diversidad de productos de valor agregado, desde maderas certificadas hasta productos no madereros, que pueden comercializarse de manera formal y competitiva. Un bosque manejado de forma ordenada es un bosque que se regenera, que se mantiene en el tiempo, y que, por lo tanto, garantiza un flujo de ingresos a largo plazo, mucho más allá de la mera extracción.

La incorporación de más de 8.000 hectáreas a planes de ordenación forestal no es solo una cifra local; es una contribución directa y potente a nuestros compromisos nacionales e internacionales.

El compromiso con la sustentabilidad ya no es una opción, sino el motor de nuestra competitividad y la clave para cumplir nuestra promesa climática. Es momento de entender al bosque nativo como un socio, no sólo como un recurso.

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