Violencia Rural: Gremios cuestionan diagnóstico de la autoridad y acusan falta de seguridad en la región
El sector forestal de la región del Biobío respondió con dureza a las declaraciones de la Seremi de Seguridad Pública, Paulina Stuardo, quien aseguró que los atentados en senderos han disminuido en el territorio.
Desde la Corporación Chilena de la Madera (Corma) y la Asociación de Contrarios Forestales (Acoforag), advirtieron que en realidad el terreno es distinta, y que el escenario continúa siendo de alta peligrosidad.
René Muñoz, gerente de Acoforag, detalló que la provincia de Biobío registra un aumento del 100% de los atentados respecto al año pasado. Aunque la cifra, puede parecer relativa -ya que en 2024 no hubo ataques contra contratistas-, sí refleja un retorno de la violencia, sobre todo del atentado que dejó 7 equipos destruidos en Mulchén.
En ese contexto, aseguró que desde 2014 no tienen paz ni tranquilidad para trabajar en la macrozona sur, ni en caminos públicos ni privados. “Esa sensación es permanente. De hecho, tenemos cinco trabajadores forestales asesinados, hay 521 atentados y 1.850 equipos destruidos. O sea, con ese panorama de destrucción, lo cierto es que la tranquilidad en el sector forestal no existe. No mantenemos permanente, nos mantenemos permanentemente en una tensa calma, y esperamos el momento en que vamos a ser atacados, golpeados y algunos secuestrados. No es una condición que permita trabajar”, relató Muñoz.
La seremi de Seguridad pública del Biobío atribuyó la baja en la cantidad de atentados registrados al trabajo coordinado entre las policías, fiscalía y organismos relacionados.
Al respecto, Muñoz señaló que la coordinación interinstitucional debería ser el estándar mínimo. “Nosotros seguimos sosteniendo que se requiere avanzar más”, expresó.
En ese contexto detalló que, de los 173 atentados registrados en la región del Biobío, solo uno ha llegado resultados con culpable procesados y condenados en Cañete.
Inteligencia, recursos y resultados
Muñoz sostuvo que uno de los más graves para enfrentar la violencia rural es la falta de inteligencia operativa. Al respecto, enfatizó que no existe capacidad real para anticipar los ataques. A juicio del dirigente, el estancamiento legislativo también contribuye a la falta de resultados concretos en persecución penal. Por eso insistió en que “la ley de inteligencia que está en el Congreso debe tener un avance más rápido para poder dotar con los medios, los policías y a las fiscalías”.
Muñoz también cuestionó la declaración de la seremi de Seguridad Pública, quien señaló que algunos atentados recientes se habían cometido sin armas de fuego. Para el representante de Acoforag, esta afirmación no condice con la realidad en terreno. “La teoría de los atentados sin armas, me parece un poco dudosa. Este grupo no van a andar sin armas, exponiéndose con una condición de riesgo y de peligro extrema”, añadió.
Panorama completo
“Cuando hablamos de seguridad, desde Corma creemos que es indispensable mirar el panorama completo, y con realismo, la violencia sigue presente en el Biobío, y desde nuestra perspectiva, la autoridad presentó un diagnóstico parcial que no refleja la complejidad del escenario actual”, expresó el presidente de Corma en Biobío Ñuble, Alejandro Casagrande.
Asunto no resuelto
Según detalló el líder gremial, en las últimas semanas los atentados no han disminuido de manera significativa y, por el contrario, han demostrado una intensificación preocupante que obliga a tener una mirada macro regional y no fragmentada.
“Particularmente en la provincia de Biobío no podemos olvidar que el atentado de Rucalhue fue uno de los más grandes de la historia, donde los atacantes ingresaron armados, intimidaron a los trabajadores y destruyeron cerca de 45 camiones y 5 maquinarias pesadas”, expresó el representante de Corma.
De igual forma, aseguró que tampoco puede normalizar lo que ocurre en la provincia de Arauco, donde, aseguró, prácticamente ya no existen faenas forestales. “Cada intento de trabajar termina con maquinaria quemada, amenazas y riesgos para las personas. Aunque valoramos la reciente detención de dos individuos presuntamente involucrados en el atentado de Contulmo, estos avances no cambian el hecho de que la violencia sigue afectando a las comunidades y paralizando el desarrollo económico de la zona”, agregó.
No obstante, Casagrande consideró relevante destacar el trabajo de coordinación impulsado por la Jefatura de la Defensa Nacional (Jedena), el cual ha permitido fortalecer la inteligencia y preventiva y mejorar la respuesta frente a incidentes.
También relevó el trabajo que desarrolla Acoforag, quienes representan a las víctimas de atentados incendiarios con 1.838 máquinas y camiones forestales destruidos.
“Su labor de recopilación y sistematización de información se ha convertido en una herramienta clave para comprender la evolución de los atentados en el sector y medir con precisión su impacto real”, destacó el presidente de Corma Biobío y Ñuble.
“Lo que necesitamos ahora es avanzar decididamente en la desarticulación de las bandas que operan en la región, porque mientras estos grupos sigan actuando con coordinación, recursos y capacidad de daño, ningún esfuerzo será suficiente para garantizar la seguridad. La experiencia demuestra que no basta con contener los hechos, es fundamental golpear las estructuras que organizan y ejecutan estos ataques”, puntualizó Casagrante.
Fuente: La Tribuna
