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Drones al bosque, la revolución tecnológica del control de malezas

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Desde su fundación en 2002, Forestal Los Castaños ha sido pionera en el control de malezas en el área forestal. Si bien partieron realizando aplicaciones manuales de productos químicos, hoy su apuesta por la incorporación de tecnología, como drones y tractores, les ha permitido ampliar su cobertura, mejorar rendimientos y enfrentar uno de los mayores desafíos del rubro: la falta de mano de obra calificada.


Lionel Palma, representante de la empresa, explica que originalmente trabajaban con cuadrillas manuales para controlar malezas, trabajo que han mantenido hasta hoy. Sin embargo, con el paso del tiempo, incorporaron aplicaciones mecanizadas con tractor, especialmente útiles en invierno para preplantación, y más recientemente, el salto tecnológico clave: la aplicación aérea con drones.


“El uso de drones permite aplicar entre 25 y 30 hectáreas diarias con solo dos equipos, reemplazando el trabajo de unas dos cuadrillas de 15 personas”, lo que permite disminuir la exposición de los trabajadores a posibles riesgos de accidentes o enfermedades profesionales destaca Palma. Esta innovación no solo reduce la dependencia de personal, sino que también permite llegar a pendientes y terrenos donde los tractores no pueden operar. Aunque el rendimiento baja en terrenos más inclinados —debido a que los drones consumen más batería y requieren mayor precisión al leer la topografía—, el impacto global en eficiencia es indiscutible.


Decisión que no fue al azar

La decisión de incorporar drones no fue tomada al azar. Según Palma, fue un proceso que comenzó en 2017, cuando aún no existían servicios de drones en el área forestal de empresas mandantes. “Hicimos pruebas buscando suplir la falta de mano de obra calificada. En ese entonces, usábamos drones T-16, los más pequeños, y aunque funcionaban bien, todo el desarrollo no tuvo sus frutos por los costos que significaba la puesta en marcha”, recuerda.


Recién alrededor del año 2020 llegaron empresas que, si bien tenían experiencia agrícola, minera o de fotografía aérea, carecían del conocimiento técnico forestal necesario. “Ellos sabían manejar los drones, pero no conocían bien el tipo de malezas, los productos, las dosis ni la época de aplicación. Por eso, los resultados no fueron tan auspicios, sin embargo, logramos posesionarnos en el área. En el año 2023 iniciamos el proceso de Certificación (AOC) concretando así las conversaciones con Forestal Arauco Zona Chillán para iniciar un proceso en conjunto e incorporar la tecnología a nuestra operación, relata el ejecutivo.


A diferencia de los nuevos operadores, Los Castaños cuenta con una ventaja clave: el conocimiento del terreno y de las técnicas forestales acumuladas en más de dos décadas. Sin embargo, ingresar al mundo de los drones no fue solo cuestión de disponer de equipos; requirió cumplir con exigencias aeronáuticas de alto estándar.


“La aplicación con drones está regulada por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), igual que un avión. Obtuvimos la certificación AOC (Air Operator Certificate o Certificado de Operador Aéreo), tras un proceso que nos tomó más de un año”, detalla. Este certificado no solo exige que la empresa tenga autorización sanitaria, sino también un manual de operaciones detallado, donde se especifican los responsables técnicos, los equipos y los pilotos autorizados.

Actualmente, Los Castaños cuenta con cuatro pilotos certificados, “quienes necesitan su propia certificación, independiente del AOC de la empresa. Si cambia un piloto o un equipo, tienes que actualizar el manual de operaciones para seguir operando legalmente”, explica Palma.


Desafíos logísticos

El uso de drones también requiere enfrentar desafíos logísticos, pues la autonomía de las baterías es limitada en terreno plano, y se reduce aún más en pendientes, por lo que cada operación demanda una rotación constante de carga, y recambio de baterías, además de la coordinación de los ciclos de carga de mezcla en el equipo. A pesar de eso, la eficiencia sigue siendo muy superior a la manual.


Para Palma, la apuesta tecnológica no reemplaza por completo las aplicaciones manuales ni mecanizadas con tractor u otro equipo, pero sí representa un avance necesario para enfrentar el futuro. “Hoy tenemos tres líneas de trabajo: manual, mecanizado con tractor y aéreo con drones. Eso nos da flexibilidad para adaptarnos a distintas condiciones y maximizar los recursos”.


Palma asegura que hoy están mejor preparados. “No somos la empresa que más superficie aplica, pero tenemos un conocimiento técnico que otras no tienen. Y eso marca la diferencias en el mercado, Cerro. 

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