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Solo el 3,8%: la escasa disponibilidad hídrica que tiene la Región del Biobío

Solo el 3,8%: la escasa disponibilidad hídrica que tiene la Región del Biobío

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Aunque las precipitaciones de este invierno han traído algo de alivio a los campos y al ánimo del mundo rural, el panorama hídrico en la Región del Biobío está lejos de ser optimista. Así lo advierte el más reciente informe del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), que identifica al Biobío como una de las regiones con mayor presión sobre sus fuentes de agua y con solo el 3,8% de la disponibilidad hídrica total del país.

El dato, que toma como base una estimación de 680 km³ de agua disponibles al año en todo el territorio nacional, pone en perspectiva la fragilidad del equilibrio hídrico regional, en una zona altamente dependiente del recurso para sus actividades económicas, en especial la agricultura y la industria forestal.

“El Biobío, junto con Maule y Ñuble, forma parte de un corredor crítico donde la disponibilidad de agua ya no alcanza para cubrir con seguridad las demandas agrícolas, humanas y ecosistémicas”, señala el informe del CR2, que enfatiza que las precipitaciones históricas, entre 1.100 y 2.500 milímetros anuales, han sufrido importantes déficits estacionales, con reducciones que van desde 150 hasta 800 milímetros por año, según la zona.

Realidad en las cuencas

El diagnóstico no se queda en los promedios: cuencas como la del Laja, el Biobío alto, y afluentes como el Duqueco o el Bureo están sometidas a altos niveles de presión. Menores lluvias, mayor demanda agrícola y forestal, y un crecimiento urbano poco planificado han generado un cóctel que amenaza la sostenibilidad del agua en la región.

El informe señala que el marco legal vigente, particularmente el Código de Aguas y el Decreto 71, no garantiza caudales ecológicos adecuados, permitiendo que se otorguen derechos de agua sin considerar los requerimientos mínimos para los ecosistemas.

El seremi de Medio Ambiente del Biobío, Pablo Pinto, explicó que la seguridad hídrica es una de las prioridades en la implementación de la Ley Marco de Cambio Climático, y que ya se están desplegando acciones concretas.

“Trabajamos principalmente en el reforzamiento natural del agua, con acciones de restauración, protección de áreas claves como cabeceras de cuenca, humedales y riberas. También estamos colaborando con la Dirección General de Aguas en la mesa estratégica de recursos hídricos. La cuenca del río Biobío es piloto en este proceso”, detalló Pinto.

El objetivo, dice, es asegurar el abastecimiento para el consumo humano, sin descuidar las actividades productivas ni los equilibrios ecológicos.

La visión desde el campo

A pesar del diagnóstico estructural, varios actores del mundo rural coinciden en que la temporada ha sido “normal”, al menos en términos climáticos.

“Llevamos un poco de déficit, pero la temporada se ve relativamente normal, hemos tenido bastante nieve y lo que prevemos es que podremos regar la próxima temporada con las reservas que hay”, señaló José Miguel Stegmeier, presidente de la Sociedad Agrícola de Biobío (Socabio), quien considera que la cifra del 3,8% de disponibilidad hídrica “no debiera modificarse sustancialmente en el futuro”.

Desde el sector vitivinícola, Julio Soto Manríquez, dueño de la Viña Los Sauces en Campanario, también manifestó alivio:

“Este año ha sido bastante distinto a los anteriores. Las lluvias llegaron cuando tenían que llegar, no en exceso, pero sí en la medida justa. Eso nos da tranquilidad para el manejo del viñedo, especialmente en la brotación y floración. Por fin sentimos que la temporada ha sido normal, como las de antes”.

Una visión similar tiene Rocío Benavente, fundadora de Magnolia S.A., empresa exportadora de flores, quien explicó que este año han tenido buenos niveles de agua:

“No hemos estado críticos como otros años. Para nuestro rubro, y en verdad para la mayoría del mundo rural, es vital que haya agua. La mayoría de nuestros vecinos del predio donde tenemos nuestra plantación han tenido bastante agua. Eso hace unos dos o tres años no era para nada así”.

Más allá de las buenas noticias de corto plazo, el informe del CR2 advierte que la seguridad hídrica requiere de un enfoque estratégico.

Entre sus recomendaciones destacan tres líneas de acción urgentes para regiones como el Biobío: establecer metas locales claras, reformar la normativa eliminando el tope del 20% para caudales ecológicos y fortalecer la planificación territorial desde la escala de cuenca.

Fuente: Diario Concepción

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