Investigadores de la U. de Michigan desarrollan separador a base de madera que mejora en un 60% la vida útil de baterías de litio
Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Míchigan (MSU) ha desarrollado un material basado en lignina, extraído de la madera, que puede reforzar la seguridad y alargar la vida útil de las baterías de ion-litio. Estas baterías están presentes en la mayoría de dispositivos electrónicos, desde teléfonos móviles hasta vehículos eléctricos, y su uso masivo plantea retos ambientales y de seguridad cada vez más urgentes.
El nuevo desarrollo reemplaza los separadores plásticos convencionales, que son propensos a degradarse a altas temperaturas, por películas ultrafinas de lignina. Este biopolímero natural, abundante y renovable, aporta mayor estabilidad térmica, sin reducir su tamaño ni perder integridad incluso a 300 °C, una mejora significativa frente a los límites actuales de los separadores comerciales.
Más seguridad, más durabilidad, menos impacto
Este material no solo previene cortocircuitos que podrían provocar incendios, sino que además incrementa la vida útil de la batería en un 60 %, al mejorar su estabilidad interna durante los ciclos de carga y descarga. Un hallazgo inesperado que, según los investigadores, podría traducirse en dispositivos más duraderos, menos reemplazos y, por tanto, menos residuos electrónicos.
Además, el proceso de fabricación se realiza mediante un método de procesamiento en seco, sin necesidad de disolventes tóxicos ni etapas de tratamiento químico. Esto significa que la producción del separador no genera residuos peligrosos ni emisiones contaminantes, un punto clave frente a las técnicas industriales actuales.
Un recurso natural con aplicaciones escalables
La lignina, especialmente en su forma de lignosulfonato, se obtiene como subproducto en la industria papelera y de bioprocesamiento de biomasa. Es económica, fácilmente disponible y no compite con cultivos alimentarios, lo que permite pensar en una producción industrial escalable y sostenible. Este avance enlaza directamente con los esfuerzos globales por descarbonizar la industria energética y reducir la dependencia de materiales fósiles.
Ejemplos que marcan tendencia
Este tipo de innovación está en sintonía con desarrollos recientes como los programas de economía circular aplicados a las baterías en Europa, impulsados por el Reglamento sobre baterías de la UE, que exige a partir de 2027 niveles mínimos de contenido reciclado y diseños más seguros y sostenibles. También se alinea con la apuesta por materias primas críticas de origen no conflictivo, clave en los objetivos climáticos y de autonomía energética.
Potencial
El uso de materiales renovables como la lignina puede cambiar las reglas del juego en la transición energética. Su implementación en baterías permitiría:
Reducir la huella de carbono de la industria electrónica y automotriz.
Disminuir la dependencia de plásticos derivados del petróleo.
Prolongar la vida útil de los dispositivos, alargando su tiempo de uso y reduciendo su impacto ambiental.
Facilitar una producción más limpia, sin residuos químicos, apta para modelos de fabricación circular.
Impulsar la innovación local e industrial, aprovechando subproductos de sectores como el forestal o papelero.
Este avance es un paso más hacia la integración de la bioeconomía en soluciones tecnológicas avanzadas, demostrando que sostenibilidad y alto rendimiento no solo pueden convivir, sino potenciarse mutuamente.
Fuente: Ecoinventos