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Luis Yancamán: una vida de trabajo, amor y gratitud
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Desde Curanilahue, donde nació en medio de guitarras y acordeones, Luis Yancamán ha construido su vida con esfuerzo, alegría y valores heredados. Hijo de un minero que llegó a los 18 años a trabajar en las minas del norte, creció rodeado de ejemplos de sacrificio y sencillez.
Junto a su esposa, Alba Luz Fontalba, con quien partió sin nada más que una cama y unas pocas tazas, formó una familia basada en la confianza y el trabajo compartido. “Yo le pasaba el dinero y ella lo guardaba”, dice Luis, agradecido por su compañera, a quien describe como ahorrativa, firme y fundamental.
A su lado, siempre estuvo también su suegro, Polidoro Segundo Fontalba, a quien Luis considera como a un segundo padre. “Primero, cuando le quité la hija, estaba más o menos… pero después me gané su cariño”, recuerda. Juntos soñaron y construyeron una casa, respetando la figura de Polidoro como “dueño de casa y cabeza de familia”.
Hoy, sus hijos se sienten orgullosos del ejemplo que reciben. Luis, operador de maquinaria, valora profundamente su oficio, pero más aún su vida familiar. “Uno se conecta con la máquina, pero lo más importante es llegar a casa, contar cómo fue el día y ver a los tuyos orgullosos”.
Luis, Alba y Polidoro encarnan la fuerza de lo cotidiano: un testimonio de que con amor, respeto y alegría, se puede levantar una vida digna desde lo más simple.
La historia completa en nuestro canal de Youtube:
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