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Apicultura con raíces profundas: una familia que cultiva vida en el corazón del bosque
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En los rincones más verdes del sur de Chile, donde el bosque nativo aún conserva su alma silvestre, florece una historia de trabajo silencioso, respeto por la tierra y amor por la vida natural. Es la historia de la familia Quilodrán-Vidal: Patricio, Verónica y René, tres generaciones unidas por la apicultura y por una profunda conexión con el entorno que los rodea.
Más que un oficio, la apicultura ha sido para ellos una forma de vida. René Quilodrán fue el primero en acercarse a las abejas, guiado por la intuición y el conocimiento que da la experiencia en el campo. Su hijo Patricio creció observando ese vínculo especial entre el hombre y el bosque, aprendiendo desde pequeño que trabajar con la naturaleza exige paciencia, humildad y responsabilidad. Hoy, junto a su esposa Verónica Vidal, continúan ese legado familiar con dedicación y respeto.
En cada colmena que cuidan hay una lección de equilibrio. La miel que cosechan no solo refleja el sabor del bosque, sino también su biodiversidad. La labor de sus abejas, esenciales para la polinización, aporta silenciosamente a la regeneración de los ecosistemas.
Desde la Asociación de Contratistas Forestales (Acoforag), queremos destacar historias como la de esta familia, que nos recuerdan que es posible convivir con el bosque de forma sostenible. Que se puede producir sin destruir, aprender sin imponer, y construir futuro desde la sabiduría que brota del territorio.
La familia Quilodrán-Vidal no solo extrae del bosque: convive con él, lo escucha y lo cuida. Su experiencia es testimonio de una cultura forestal que se nutre de conocimiento, esfuerzo y amor por la tierra. Una cultura que inspira.
El video en el canal de Youtube de Acoforag:
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